domingo, 21 de junio de 2015

Leer sin parar

El #SubteB de las 18 viene totalmente lleno y sin embargo está lectora lee todo el viaje un libro cuyo título se esconde. 

La observo de lejos. No me da el ángulo para la foto. Cuando llegamos a la estación Los Incas, se baja. Se baja y sigue con su lectura caminando. 

Nada detiene su deseo de llegar al final. Yo me quedo con las ganas de saber qué lee.


lunes, 23 de marzo de 2015

Por el gusto de leer

Estoy procastinando cosas que quiero hacer, combinadas con cosas que debo hacer. Es un fin de semana largo, mi casa está en pleno movimiento, y esa cuestión del tiempo, que no alcanza.
Trato de leer un libro que tengo que reseñar. Logro empezar. Suena el celular. Hablo. Cuelgo. Y en vez de volver a mi libro, me voy a Facebook.
Entonces veo una foto con la siguiente leyenda: "Extraño señalador el mío..." Y pienso, lectura y remedios. Lecturas = remedios. Lectura, remedio. No, no es tan extraño.



Escribo un comentario:¿Qué lees? 
Por el gusto de leer, es la respuesta.


Es, sin duda, una gran #EscenaLectora, de esas que contagian el deseo. Pienso que quiero leer este libro. Además, le escribo un mail a mi amiga invitándola a seleccionar un fragmento para el blog. Ella acepta.

Y resulta que el fragmento me trae, inevitablemente, otras lecturas: Escribir, La lluvia de verano, El amante. El dolor... Pero especialmente Escribir. Todas de Marguerite Duras.


"[...] todo en aquel espacio mal iluminado parecía simplemente amontonado, cuadros, sofás, armarios, mesas y mesitas, cajas y cajitas, todo amontonado. Al igual que la montaña de fotos, también amontonadas, sobre la mesa cuadrada encima de la cual colgaba un foco de luz, no recuerdo bien de qué naturaleza.
            De pronto, rebuscando entre esas fotos, todas de la Duras, veo asomar por un rincón la mitad de un retrato, lo voy deslizando muy lentamente hacia mí, presa de una gran emoción, y le pregunto si ese rostro juvenil tan hermoso era ella. Me fulminó con la mirada mientras preguntaba en un tono muy displicente: «Vous aimez, ça? [¡A usted le gusta eso?] Pues sí, soy yo en los años de El amante».
            Me quedé muda, mirándola. ¡Era exactamente la foto que quería para nuestra edición! No podía creer que todo hubiera ido tan rápido y fácil."

Por el gusto de leer.
Beatriz de Moura, editora por vocación,
Juan Cruz Ruiz, Tusquets Editores, 2015.

Hoy a la mañana vi con placer que Lucila seguía con su lectura, y le sumaba pasto y café. 
Mejor, imposible.


Yo releí Escribir, le convidé La lluvia de verano a uno de mis hijos, dejé para mañana la lectura interrumpida ayer. Y aquí estoy, entrelazando #EscenasLectoras.

[Un agradecimiento especial a Lucila Schonfeld - @RifkeMashe - 
por la colaboración con fotos, fragmentos, promesa de libro y charla]


martes, 10 de marzo de 2015

Marzo definitivo

Camino hacia una oficina donde nunca hay nadie temprano. Solo me apura la necesidad de llegar en el horario acordado.
Entro al subte.  Una mujer joven lee la biblia. 


Buscando lecturas entre otras razones, cambio de vagón.



Y entonces, un lector de la Rolling Stone.




Me bajo al final del recorrido. Camino por Alem, doblo la esquina.
En la entrada de un edificio, un hombre lee Goliat / El fin de los mares, de Steve Alten.


Yo sigo andando pero una lectora me detiene.  
No se lo qué lee, solo logro ver que el capitulo se llama Febrero.
La miro por la ventana del bar, sola, en su mesa, con un café. Las miguitas en el plato se me hacen recuerdo de  sabor y  tiempo.



Estamos en marzo,  pero yo quiero ese febrero. 

jueves, 5 de febrero de 2015

Justo y necesario

Subo al #SubteB en una corrida por unas llaves y un par de libros. Quiero llegar a destino, pero las estaciones se toman su tiempo...
En eso, a mi lado, la palabra justa me invita a detenerme.

"Sólo obtienes algo de los libros si eres capaz de poner algo tuyo en lo que estás leyendo. Quiero decir que sólo si te aproximas al libro con el ánimo dispuesto a herir y ser herido en el duelo de la lectura, a polemizar, a convencer y ser convencido, y luego una vez enriquecido con lo que has aprendido, a emplearlo en construir algo en la vida o en el trabajo."

La mujer justa,  de Sándor Márai

domingo, 28 de diciembre de 2014

Deseos

#HijoDe13 dice:  'Mirá, inventé una #EscenaLectora en la cual podés elegir cada vez el libro que quieras leer."
Qué mejor regalo que éste.

¡Que el 2015 nos encuentre leyendo lo que deseemos leer, cada vez!

(Ojo: no hablo solo de libros)


Escultura, gentileza de Francisco Pérez Azulay



sábado, 6 de diciembre de 2014

Sobre el imperativo de olvidar

Cuando un poema te ronda, aparece por todas partes.
Hace unos meses, dando un taller,  encontré un libro de Pedro Salinas, era uno de esos libros que en algún momento tuve muy cerca.
Lo releí en ese silencio cargado de palabras que se da cuando se lee con otros, en silencio.

Al día siguiente, ¿casualidad? Otro hallazgo, esta vez en la voz de Mirta Colángelo.


Pasaron dos meses, y corrigiendo,  apareció otra vez el poema,  en el trabajo final de una alumna. Y otra vez la relectura.


***

La última semana de noviembre lo susurré despacio,  como un regalo. 

Me quedaron rondando algunos versos... 

"No te busco
porque sé que es imposible
encontrarte así, buscándote... "

Imposible no buscar. Tan imposible como el imperativo de olvidar. 

viernes, 17 de octubre de 2014

Sobre leer

Salimos cansados de leer contra reloj. Nos vamos despidiendo. Caminamos. Llegamos a Corrientes y los dos que quedamos entramos en algunas librerías.
La poesía completa de Hugo Mujica a 100 pesos.  Dudo pero no compro. Las aguafuertes porteñas,  a 40. Tampoco compro.
Le comento a mi compañero de lectura que estamos locos por seguir mirando libros.
Nos despedimos hasta mañana.

***

Subo al subte. Un gato negro en la tapa de un libro atrapa mi atención.
Parada,  y en un #SubteB lleno que no para de chirriar muy feo, una mujer lee.




"Amanece con un cielo muy rojo, como de fuego, aunque el viento sea fresco y húmedo y el horizonte una bruma gris. Los dos hombres han salido a cubierta y son dos caras distintas las que miran hacia la costa, oculta tras la niebla. Los ojos de Stan tienen el color de la bruma; los de Charlie, el del fuego. La brisa salada les salpica los rostros con gotas transparentes. Stan se pasa la lengua por los labios y siente, quizá por última vez en este viaje, el gusto salado del mar. Tiene los ojos celestes, pequeños y rasgados, las orejas abiertas, el pelo lacio y revuelto. Un aire de angustia lo envuelve y a pesar de sus diecisiete años está acostumbrado a fabricarse sonrisas. Ahora, lejos del circo, lejos de Londres, su cuerpo pequeño está rígido y siente que el miedo le ha caído encima desde alguna parte. "

Triste, solitario y final,  de Osvaldo Soriano.